Vaya por delante que no pretendo yo aquí animar a nadie a que empiece una carrera pirómana. Simplemente, entre los ejercicios que tenía recopilados, uno tenía de título ‘Encender una cerilla’, pero se me ocurrió que la idea tenía recorrido, y me decidí a investigar.
Así pues, empecé a encender una vela, luego una cerilla, y finalmente una bengala. Vamos a ver cómo fue cada experiencia.
Fotografiar una vela
Existen infinidad de velas de cera en el mercado. En mi caso he utilizado 2 que tenía a mano en la tienda que gestiono con mi mujer.
Para este caso, tenemos tres esquemas de iluminación posibles.
Iluminación propia de la vela
Apagamos todas las luces del estudio, y medimos la exposición de la toma exclusivamente con la luz de la llama de la vela. Bien, obtenemos una imagen que, correctamente expuesta, queda más bien triste, ya que la luz de la llama tiende a ser caliente pero más bien apagada.
Iluminación con la luz fija del estudio
En este caso, no apagamos las luces del estudio. Obviamente la medición de la exposición nos dará un tiempo de exposición mucho menor. El resultado, además, será un poco más vivo en casi toda la imagen, salvo en un punto: la llama de la vela.
¿Qué ha pasado? Me costó darme cuenta, pero el problema radica en que la llama no es un cuerpo sólido que se pueda iluminar externamente. Como reducimos el tiempo de iluminación, la llama queda apagada respecto a la toma anterior.
Iluminación con flash
En este último caso, la iluminación la debemos proponer en dos pasos. Primero, apagamos las luces del estudio y sacamos la foto de la vela según nos interesa para esta imagen. Obviamente, nos dará una exposición relativamente larga. Finalmente, añadimos el flash, indistintamente a 1ª o 2ª cortinilla.
Esto lo hacemos para que el flash nos dé la iluminación que nos interese a nosotros. En mi caso utilicé un flash cenital con un snoot casero (que es otro ejercicio propuesto en ‘Laboratorio Fotográfico’).
De esta forma, conseguimos una llama suficientemente iluminada, junto con el resto de la imagen dibujada por el flash con el snoot.
A esta idea le he sacado el beneficio de la fotografía de producto.
Encendido de cerillas
Con el encendido de cerillas, así como en el apartado siguiente, las chispas de bengala, no tenemos mucho secreto. Como mucho, tendremos que añadir un anillo de extensión para poder acercarnos un poco más, e ir jugando con los parámetros a base de prueba-error. Y disparar en ráfaga, por supuesto.
Bengalas de chispas
Las bengalas de chispas son esos artilugios pirotécnicos que se les compran a l@s niñ@s por la verbena de San Juan que, siempre bajo la supervisión de adultos, se encienden y lanzan chispas. Debo reconocer que mis hijas las han disfrutado muy poco, no por su posible miedo, sino por el de su madre.
Para hacer estas pruebas, mi único temor era el posible olor que dejaran las bengalas, que se pudiera notar en el resto de la tienda, y no sólo en el estudio. Afortunadamente, las más pequeñas no han dejado mucha huella en la tienda.
Las chispas que salen disparadas de la bengala en ignición serán más o menos abundantes y largas en función de la velocidad de disparo que utilicemos. Al utilizar un anillo de extensión de 20mm para ampliar un poco la imagen acercándonos a la bengala, también tendremos que proteger el objetivo con un filtro UV.
Podemos jugar con los parámetros de ISO y apertura de diafragama. Sólo debemos tener clara qué velocidad queremos.